4 DE OCTUBRE CELEBREMOS A NUESTRO POBRECILLO DE ASIS
Nació en Asís en 1182. Convertido a Cristo tras una juventud mundana, renunció a los bienes paternos y se consagró por entero a Dios. Abrazó la pobreza y llevó una vida evangélica, predicando a todos el amor de Dios. A sus seguidores los formó con ejemplares normas de vida, aprobadas por la Sede Apostólica. Fundó también la Orden de Clarisas y
la Tercera Orden seglar. Predicó la fe entre los infieles. Murió la tarde del 3 de octubre de 1226.
San Francisco descubrió y contempló a Cristo, Hijo del Padre, que da su vida por sus ovejas por amor del Padre. Este descubrimiento y esta contemplación impulsaron a Francisco a vivir como Cristo, a vivir la vida de Cristo mismo, hasta la Cruz.
Para él, «vivir según el Evangelio» no consiste sólo en practicar las prescripciones apostólicas: ir descalzos, no tener más que una túnica, no llevar bolsa, anunciar la Buena Nueva, ofrecer la mejilla a quien nos abofetea... Es todo eso, ciertamente, pero lo prioritario no es la vida apostólica, no es ni siquiera la vida común o fraterna, es vivir bajo la dependencia del Espíritu que nos hace seguir las huellas de Cristo y nos conduce allá donde no queremos (Jn 21,18), es decir, hasta la Cruz: «Ofreced vuestros cuerpos y cargad con su santa cruz»